Inicio › Foros › Foro del curso Deconstruyendo practicas machistas › La redefinición actual de la masculinidad patriarcal
Buenas noches. Muchas gracias por vuestras respuestas. Os anoto mis consideraciones sobre la misma:
El posmachismo y los micromachismos como actitudes masculinas de discriminación de género bajo la apariencia de igualdad contemporánea definirían las reacciones de los hombres de un amplio espectro de edad, aproximadamente entre treinta y sesenta años. Pero actualmente, no solo nos encontramos con una ficción de igualdad, sino con una contrarreforma patriarcal estructura en torno a la hipersexualización del modelo de femineidad y la hipersexualidad masculina (como actividad de un sujeto definido fundamentalmente en el eje de la Potencia sexual). Este es el eje en el que se redefiniría la nueva masculinidad hegemónica frente a la imposibilidad de definirse, al menos plenamente, como proveedores o protectores. Águeda Gómez ha definido este modelo como la masculinidad porno-copuladora-consumidora. El neoliberalismo, la pornografía como espacio de socialización en la sexualidad patriarcal y el consumo de prostitución son elementos constitutivos de la misma. Sus efectos son el incremento de la violencia sexual y el mencionado consumo de prostitución entre hombres jóvenes, de quince a treinta años aproximadamente.
Gracias por vuestra participación de nuevo.
Saludos afectuosos.
Iván Sambade Baquerín
Se me ocurre que actualmente podrían ser el éxito en redes sociales, o en el trabajo, o en algún deporte, tener un cuerpo trabajado (tabletas) daría una apariencia de fuerza. Como ejemplos se me ocurren bomberos, policías, cachas. También jugadores de fútbol competitivo como prototipo de masculinidad, son muy atractivos para las chicas.
El caso reciente del jugador Español que esta transferido a un club de la UE, que tenia orden de alejamiento de la novia y tiene sentencia de cárcel por romper la orden.
También lo veo en política pero prefiero no abrir esa caja.
La masculinidad patriarcal contemporánea se redifine según la cultura de la que hablemos.En la sociedad blanca, paya y española los avances no naturales sino forzados por las mujeres ha obligado a los hombres a implicarse en los espacios tradicionalmente de mujeres como es la crianza de los y las hij@s.La salida de la mujer al espacio social y la reclamación por parte de esta de sus derechos como ser humano les ha "obligado"a ceder sus espacios de poder en el mundo laboral, pero, como no es algo, generalmente, asumido sino conquistado por las mujeres , este avance ha generado nuevas formas de machismo más sutiles, menos claras en donde la mujer se ve obligada, también a redefinirse.En mi opinión , las posturas como "lo metrosexual"son únicamente posturas externas , enmascaramientos de la masculinidad patriarcal.Dado que el avance solo puede darse desde la reflexión, los círculos de hombres , con sus limitaciones,son un excelente caldo de cultivo para fomentar ese cambio consciente.En la cultura gitana,de la que soy parte, la mujer sigue con un grado de subordinación aberrante, precisamente por la distinción que hace doña Alicia Puleo en el tema 2.1.Tiene que generarse también una conciencia social que apoye los avances en la conquista de la libertad de la mujer gitana.
`MARIAND: La masculinidad patriarcal se define sobre las 3 P: Proveedor para cubrir las necesidades del hogar; Protector de la familia y P = Potencia sexual; es decir, la capacidad reproductora. Sin embargo, con los cambios producidos en el marco de la globalización del capitalismo, las mujeres se han incorpporado al mercado laboral, por lo que también contribuye al sostenimiento de la familia. Por otro lado, esta socialización de las mujeres en la esfera pública (mercado laboral) les ha permitido reconocerse entre sí, organizarse y exigir sus derechos como ser humana. Así es que se han reconocido formalmente los derechos de las mujres, aunque la discriminación y desigualdad de las mujeres permanece. Un ejemplo de esto es la diferencia salarial entre hombres y mujeres con iguales o similares capacidades, pero las mujeres perciben un salario inferior, aún desempeñándose en puestos de igual categoría y exigencia profesional. También hay que decir que estos cambios han provocado una crisis de masculinidad en los hombres. Además de que los derechos adquiridos por las organizaciones de mujeres, ha obligado a los hombres a ser más sutiles y de ahí los micromachismos.
Los hombres socializados en la idea de la excelencia y superioridad respecto de las mujeres, la auatoestima y el autocontrol de los varones se sustentan sobre la posibilidad de poder y control sobre las mujeres, de tal modo que la violencia es el último recurso que les queda para la confirmación de la masculinidad entendida como posibilidad de poder.
Comparto lo expresado en los comentarios realizados.
Sólo añadir que la aparición del postmachismo como reacción patriarcal, me parece una nueva estrategia contra la igualdad, además de las declaraciones de algunos hombres que se sienten víctimas frente a la defensa de los derechos de las mujeres. Basta con asomarse a un patio de colegio en la hora del recreo, para percibir la existencia de esa desigualdad, incluso en la distribución de espacios.
En cuanto a las tres P que definen la masculinidad patriarcal, dentro de nuestra sociedad y en otros territorios (como Latinoamérica), nos encontramos ciertas situaciones en que fallan sobre todo dos de ellas: la protección familiar (por la violencia contra las mujeres e infancia) y provisión económica del hogar (abandono familiar, feminización de la migración).
La masculinidad patriarcal contemporánea ha sabido a adaptarse a los cambios sociales, políticos y económicos que se han ido produciendo. Lo ha hecho de manera sutil, haciéndonos creer que esa masculinidad patriarcal que había antes y que se sustentaba en las 3P: la provisión económica del hogar, la protección de las personas integrantes de la familia y la potencia sexual, ya no tenía cabida en nuestra sociedad. Pero podemos ver que sigue existiendo porque a pesar de que las mujeres se han introducido en el mercado laboral y proveen económicamente a su familia, siguen siendo las mujeres las que tienen sueldos más bajos y las que en muchas ocasiones dejan su puesto de trabajo para criar a los hijos, dejando a los hombres como proveedores económicamente del hogar (Familias tradicionales). También podemos ver que a pesar de que ya no es solo el hombre quien protege la familia, a nivel social se sigue considerando como figura protectora al hombre. Por ejemplo, si una mujer vive sola con sus hijos, el hecho de no tener una figura masculina en casa produce la sensación de ser vulnerabilidad frente a cualquier peligro.
También hay que tener en cuenta que la masculinidad patriarcal esta atravesando una crisis por todos los cambios sociales, políticos y económicos que se han ido produciendo en el tiempo. Esto ha generado que lo que se consideraba masculinidad se cuestionara porque no todos los hombres tienen la misma masculinidad, ni todos quieren/pueden cumplir con lo marcado por la masculinidad patriarcal. La cual sigue adaptándose para poder seguir reproduciéndose de manera más sutiles.
Considero que lo más importante ahora mismo para el hombre en general es:
a) Relaciones de poder. Cuanta más repercusión social y fama más hombre se siente.
b) Relaciones de producción. La diferencia que la sociedad otorga en las actividades laborales, al igual que ocurre con los puestos de diferente nivel jeráquico.
c) Relaciones simbólicas. El vocabulario tanto escrito como hablado utilizado por la sociedad, la forma de vestir y las actividades deportivas dan al hombre una mayor importancia y autoestima.
Estoy de acuerdo con todas las aportaciones también. Considero que la crisis de la masculinidad es claramente tangible en estos momentos. Veo también una actitud reaccionaria muchas veces por parte de los hombres que han sido socializados (o están siendo socializados aún) bajo el modelo de las 3 P: protección, provisión y potencia sexual.
A su vez, observo cierto desconcierto y frustración en ellos debido a:
- el contexto actual en el cual la mujer ha ganado más espacios, más reconocimiento y más derechos;
- la crisis económica y el desempleo los ha puesto en una situación incertidumbre y vulnerabilidad en lo que respecta a la conquista de su espacio a nivel laboral (y su consiguiente reconocimiento social dentro de los privilegios patriarcales).
Por otro lado, en muchos casos donde se producen separaciones o divorcios y hay hijos de por medio, dos de esas tres P son dejadas a un lado (protección y provisión), y pasan a ser asumidas completamente por la madre. Y, recordemos que, aunque hay un largo camino hecho para equiparar las condiciones de igualdad y acceso a las oportunidades, en la práctica las mujeres aún encontramos numerosos obstáculos. Asumimos entonces (con nuestras ansias de empoderamiento) todos los roles: trabajadora asalariada, activista social, madres, amas de casa, etc., asumiendo el papel de mujer empoderada, que no hace otra cosa que llevarnos a la sobreexplotación y a la autoexigencia.
Por último, quisiera abrir un espacio de reflexión (si es posible): ¿Cómo nos estamos relacionando hombres y mujeres bajo la actual crisis de masculinidad?
Buenos días,
Bajo mi punto de vista, el concepto de masculinidad patriarcal no ha sufrido tantos cambios como a priori parece, solo que está más camuflado, es decir, cuando el feminismo no estaba tan en auge, la masculinidad desde este punto de vista, era más hostil y se hacia más gala de ella, había una creencia muy instaurada de ser superiores a las mujeres y que por ello, ellos tenían el poder y la capacidad de acapararlo, sin consecuencias. En cambio ahora, que la sociedad y las legislaciones están avanzando hacía la igualdad, veo que hay dos vertientes: una mucho más contundente, percibo más machismo en las instituciones y en la sociedad, debido a una acción-reacción (cuanto más avanza la igualdad, la reacción es más fuerte, como si fuera "una pataleta") y por otro lado, veo que se camufla esa masculinidad patriarcal con una premisa de protección que se hace patente con un sexismo benevolente, es decir, condescendencia, paternalismo, etc., dejando claro que son los hombres los que deben proteger y estar por encima en ese sentido.
Creo que, la Masculinidad Patriarcal, si ha sufrido cambios en su forma de desarrollarse o de aplicarse, creo que, primero existe una mirada de victimización de la masculinidad hegemónica, al punto de creer que los cambios sufridos son parte de la opresión que, los cambios sociales planteados por el feminismo han provocado. colocándose la masculinidad como los victimos que han tenido que cambiar porque como son tan inteligentes, han visto que las mujeres tenemos razón. luego, inicia una ola de reclamos que están muy bien descritos en la lección de postmachismos. Sin embargo, también creo que, este es un momento trascendental para que se reestructure la masculinidad, pero no para mejorar o convertirse en masculinidades contra hegemónicas, (aunque creo que si existen algunas personas que las están construyendo y practicando) pero dentro del sistema hegemónico, hay cambios pero son cambios que perpetúan el control y el poder de parte de la masculinidad. el sistema hegemónico también se transforma para verse políticamente correcto, aunque sus practicas cotidianas están volviéndose a colocar en el plano mas íntimo. Eso afecta las relaciones con otras personas, especialmente con las personas que ostentan identidades feminizadas. Observando como la sociedad cambia, me encuentro con muchas personas feminizadas, que ocultan las relaciones abusivas y violencias patriarcales, por el hecho de que otra vez, ser una mujer violentada es una vergüenza, "en pleno siglo 21 y con todos los conocimientos que tengo, lo empoderada que soy, esto no me puede estar pasando". existen creo yo dos formas extremas de vivir la Masculinidad patriarcal, una es siendo un machito de primera, practicando la violencia y la masculinidad patriarcal a la libre, reivindicándose como rebeldes ante el sistema opresor que, las feministas, estan construyendo. y la otra, es ese tipo de estas personas, que con discursos de igualdad, de equidad, muy feministos ellos, pero con practicas de ostentar el poder, son muy sabios, todo lo saben, todo lo pueden, y en sus relaciones son violentos. utilizan los micromachismos como herramientas de control, de evidenciar su poder frente a la otra.
Usando como referencia las palabras de P. Stearns, creo que la masculinidad patriarcal ha sufrido una redefinición mediante el cual la fuerza física y el honor que caracterizaba a los hombres se ha reemplazado por el éxito , el dinero y el trabajo como principales fuentes de identificación y reconocimiento social. No obstante ni el honor ni la violencia han desaparecido de la cultura maculinista ni de los valores sociales contemporáneos. Por lo tanto a pesar de ese cambio o redefinición, a pesar de los constantes avances creo que en realidad seguimos viviendo en una sociedad donde sigue primando la masculinidad patriarcal, donde sigue imperando la pragmática masculina de control y donde muchas personas siguen reproduciendo (aunque a veces sea de forma "camuflada" o un tanto desdibujada) el modelo de las 3P
Estamos ante la construcción de nuevas formas masculinas de poder y de vida en general. Por lo que el patriarcado está extendiendo sus hilos cambiando su estructura primaria. Y la masculinidad patriarcal crece, se asienta y se transforma con los tiempos.
Y lo hace porque es una estructura ideológica y solamente desde la lucha de las mujeres no se conseguirá el avance. Se necesita que el Estado se implique en este avance pero el problema radica en que la estructura de cambio se sustenta sobre el poder centrado en la masculinidad patriarcal. Se avanza hacia una contrarreforma patriarcal en la que vivimos donde los medios juegan un papel relevante y no se quiere buscar la salida por el temor a perder lo que el sistema patriarcal tiene. Se necesita no solo un cambio en el sistema, sino un cambio en el adn de las personas, un cambio de conciencia donde se visibilice y se entienda la igualdad como algo natural que crece entre nosotros.
El postmachismo y los micromachismos actuales es como se nombra al MACHISMO de siempre, lo que sucede es que actualmente hay que discriminar más sutilmente porque hay leyes que nos reconocen derechos a las mujeres y además nos atrevemos a alzar la voz reclamándolos.
Al salir la mujer al mercado laboral su función de proveedores es más cuestionable al igual que la de protectores.
En el centro del postmachismo encuentro la prostitución como manifestación de dominio y poder hacia la mujer, que se justifica con la falacia de que “es su libre elección”, que como bien dice Ana de Miguel ésta no existe.
Buenos días, muchas gracias por el material facilitado y todos los comentarios compartidos.
Ha ofrecido una visión amplia sobre el tema, aliciente para seguir profundizando y trabajando por una sociedad más justa y equitativa.
Muy preocupante es la situación de violencia sexual actual que comenta Iván Sambade, porque además afecta en mayor medida a la población joven y a las mujeres más invisibles y vulnerables, como son las mujeres prostituídas, la mayoría son personas inmigrantes, sin documentación, sin derechos...
saludos
La pregunta planteada en el foro, pone el foco en la cuestión y debate, académico, político y social, acerca de la vigencia del concepto de masculinidad patriarcal en la actualidad, la prevalencia o no de la definición así como las diferentes expresiones conceptuales: tradicional, hegemónica, cómplice, entre otras asociadas al termino “patriarcal”. Quisiera matizar dos consideraciones, en primer lugar “masculinidad patriarcal” define un posicionamiento y una perspectiva feminista y sociológica a partir de la segunda ola o feminismo radical, que a día de hoy se utiliza en muchos foros de forma sinónima a “tradicional” o “hegemónica” aunque tiene consideraciones conceptuales diferentes cada uno de esos términos. Y en segundo lugar habría que matizar que hoy en día existen referencias a “nuevas masculinidades”, “masculinidades alternativas”, estás, al igual que las referidas con anterioridad deben considerarse como un proceso personal que puede conllevar movimientos sociales, como los grupos de hombres por la igualdad, y no deben ser tomadas como un adjetivo a la masculinidad, al entender que los varones nos socializamos en el mismo sistema social, por lo tanto entendiendo la identidad subjetiva masculina como proceso, se debe considerar dichas “nuevas” o “alternativas” masculinidades un proceso de cambio, de deconstrucción.
Esto es importante puesto que nos lleva tener presente varias cuestiones. En primer lugar se considera que la masculinidad no puede ser pensada como un concepto que cobra sentido por sí mismo, su comprensión se instala dentro de un sistema sexo/género específico, en un contexto sociohistórico concreto, y en éste, tanto la masculinidad como la feminidad se encuentran mutuamente implicadas y la posición que una ocupe tiende a definir y a afectarse por la que la otra parte ocupe como indican diferentes autores. Esta noción es y fue fundamental para generar nuevas comprensiones respecto a los varones y la masculinidad, propone la existencia de diferentes formas de masculinidad, y no de la existencia de un modelo único, y a su vez, que no todas sus formas de masculinidad se encuentran en la misma posición de poder, acuñando Connell por primera vez el término de masculinidad hegemónica, que construye siempre en oposición a varias masculinidades subordinadas y constituye una forma de relación que se repite en su vinculación con las mujeres. Según esta perspectiva, “la masculinidad hegemónica es el sustento del poder que se ejerce desde la superioridad masculina, asimismo implica una gran cantidad de hombres y mujeres que estén dispuestos a sostener la hegemonía, pues al no ser un dominio impuesto desde la exterioridad (dígase por la fuerza) implica un consentimiento de parte importante de la sociedad (Connell, 1987).
Al respecto indicar que “hegemónico”, tomado desde la perspectiva de Gramsci, con influencia de la perspectiva marxista y feminista, no es término que haga referencia al más extendido, que pudiera ser, sino al modelo masculino que se encuentra en el vértice jerárquico de las relaciones, y por tanto se encuentra en el referente a seguir por parte de los varones en su proceso continuo de alcanzar mayores cuotas de masculinidad, y/o no perder las alcanzadas. La noción de masculinidad hegemónica es útil, pues no se fija en un rol tradicional masculino, considerando una perspectiva dinámica y al mismo tiempo, evita caer en esencialismos biológicos, Como señala Demetriou, con su “pragmatismo dialectico”, las masculinidades hegemónicas están en un constante proceso de negociación y reconfiguración con aquellas que se encuentran subordinadas, dificultando la identificación y definición de estas prácticas de poder, control y regulación, y por tanto es posible concluir que la masculinidad hegemónica no encarna solo una forma de constituir identidades sino una estrategia de sujeción. En definitiva las masculinidades hegemónicas son capaces de apropiarse de elementos de masculinidades subordinadas que pueden parecer pragmáticamente útiles para continuar los procesos de dominación, donde el resultado no es un patrón único de hegemonías masculinas sino una especie de “muro” que incluye una multiplicidad de patrones de masculinidad, cuyo hibridismo sería la mejor estrategia posible para disfrazarse y camuflarse como un proceso de apropiación de los elementos que parecen útiles para la construcción de la masculinidad, en determinados momentos históricos. Lo que no parece útil o lo que parece dañino es eliminado o subordinado, porque no tiene un valor sociohistórico. El resultado de este proceso es una amalgama de elementos, un camuflaje en el que se encarna la mejor estrategia posible para la masculinidad hegemónica, donde se adquiere y se retiene el poder en los varones. Es por consiguiente un doble proceso por un lado se puede señalar la tipificación de un modelo masculino que se encuentre en la “cumbre” y que jerarquiza las diferentes formas de procesar la masculinidad en base a este modelo y en base a diferentes criterios de deseabilidad (utilidad, semejanzas, diferencias, etc.) y por extensión, la estructura no solo jerarquiza y define, sino que al mismo tiempo imprime y produce en determinados cuerpos estas características de deseabilidad necesarias para “ostentar” la hegemonía y por otro lado, concebir la masculinidad hegemónica es entenderla como una estrategia de dominación en sí misma, que es efectiva en tanto que es invisible, es una práctica cotidiana y sobre todo, asumida por los propios sujetos, con el pragmatismo dialéctico como un mecanismo de homogeneización de masculinidades, con la apropiación de aquellos elementos de otras masculinidades que le son pragmáticamente útiles para mantenerse vigente como modelo de dominación. A su vez este proceso provoca una sensación de una aparente tolerancia frente a otras masculinidades, que sin embargo impide la definición de otros modelos de masculinidad, en tanto diluye los límites entre una y otras. Esta práctica de difuminar límites entre masculinidades y la consecuente dificultad para que algunas formas de masculinidad se constituyan como grupos socialmente visibles es clave para entender en términos de J. Butler la “performance” de las masculinidades a día de hoy y por tanto el debate actual sobre la vigencia o pertinencia de la masculinidad “tradicional” “hegemónica” y/o “patriarcal”.