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El papel de los hombre en el feminismo es igual de importante que el papel de las mujeres. Si no hay una participación activa de hombre y mujeres nunca se va a llegar a la igualdad, ya que habrá una parte que cojee.
Los hombres feministas son aquellos que dicen estar de acuerdo con el feminismo pero que realmente no se cuestionan su posición y, por tanto, no practican la igualdad como tal. Mientras que los hombres profeministas apoyan y revindican el feminismo, se han cuestionado su posición de poder frente a las mujeres y han decidido cambiarla/transformarla de tal forma que si se pueda llegar a la igualdad.
Los hombres deben apoyar el feminismo no solo para conseguir la igualdad entre hombre y mujeres, si no para que ellos mismos puedan elegir una masculinidad que ya no les suponga un yugo y un quebradero de cabeza como hace la masculinidad hegemónica.
La estrategia principal que se debe seguir para conseguir una transformación social de las masculinidades esta en la educación y, más concretamente, en la coeducación. Para poder conseguir un cambio es necesario empezar por el principio y en este caso es en como los hombres son educados en la socialización primaria. Sin una coeducación en igualdad no se podrá lograr un cambio social. Para lograr una coeduación en igualdad también hay que trabajar con adultos mediante la concienciación, visibilidad y sensibilidad respecto a la igualdad, ya que son los que van a educar a esos niños.

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En esta lectura encontramos un análisis de la masculinidad hegemónica donde se expone que antes se sustentaba en el éxito y en la fuerza física y que los hombres tenían más facilidad para poder demostrar que eran hombres. Pero que ahora con los diferentes cambios sociales, políticos y económicos que se han ido produciendo tiempo atrás, ya no tienen esa facilidad para poder demostrar que son hombres porque los criterios que antes se dictaban ya no sirven. Ese modelo hegemónico que socialmente se sigue mostrando ya no encajan en nuestra sociedad, lo que ha producido una crisis de la masculinidad y una frustración en ellos.
A pesar de los cambios producidos y de que la masculinidad hegemónica ya no se sustente en la sociedad, esta masculinidad sigue existiendo y produce que los hombres sufran de una contradicción entre lo que socialmente te dice que tienen que ser un hombre y lo que debería ser (sin dejar de lado que ahora no hay que hablar de un solo modelo de masculinidad, sino de diversos modelos). Esta contradicción es la que no permite avanzar hacia modelos de masculinidad más igualitarios con las mujeres, ya que se muestra que el hombre para poder demostrar que es un hombre usa la fuerza/violencia como herramienta de verificación, siendo, en la mayoría de los casos, las mujeres quienes sufren esa violencia. Este aspecto es un obstáculo más en la igualdad efectiva entre hombre y mujeres, y una consecuencia del modelo de masculinidad hegemónica.
Según la lectura, para poder llegar a modelos de masculinidades igualitarios con las mujeres habría que educar a los hombres en lo emocional y en el autocontrol del cuerpo, ya que les permitiría salir de esa contradicción y de esa frustración, y podrían construir subjetividades que no llevarán a la dominación de las mujeres, a la violencia y a la desigualdad de género.

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La masculinidad patriarcal contemporánea ha sabido a adaptarse a los cambios sociales, políticos y económicos que se han ido produciendo. Lo ha hecho de manera sutil, haciéndonos creer que esa masculinidad patriarcal que había antes y que se sustentaba en las 3P: la provisión económica del hogar, la protección de las personas integrantes de la familia y la potencia sexual, ya no tenía cabida en nuestra sociedad. Pero podemos ver que sigue existiendo porque a pesar de que las mujeres se han introducido en el mercado laboral y proveen económicamente a su familia, siguen siendo las mujeres las que tienen sueldos más bajos y las que en muchas ocasiones dejan su puesto de trabajo para criar a los hijos, dejando a los hombres como proveedores económicamente del hogar (Familias tradicionales). También podemos ver que a pesar de que ya no es solo el hombre quien protege la familia, a nivel social se sigue considerando como figura protectora al hombre. Por ejemplo, si una mujer vive sola con sus hijos, el hecho de no tener una figura masculina en casa produce la sensación de ser vulnerabilidad frente a cualquier peligro.
También hay que tener en cuenta que la masculinidad patriarcal esta atravesando una crisis por todos los cambios sociales, políticos y económicos que se han ido produciendo en el tiempo. Esto ha generado que lo que se consideraba masculinidad se cuestionara porque no todos los hombres tienen la misma masculinidad, ni todos quieren/pueden cumplir con lo marcado por la masculinidad patriarcal. La cual sigue adaptándose para poder seguir reproduciéndose de manera más sutiles.

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